Un romance corto, que termino en una consecuencia
esperada, por una e ignorada por el otro. Una mentira que destruye un amor que
inicia y el tiempo, que como siempre lo hace, coloca las piezas disgregadas en
el debido lugar. Y un amor que lo desafió todo, en medio de guerras por tecnología
y la mafia, como siempre, acechando como lagarto hambriento de sangre.
La madre de Maxine, Amy, un carácter inolvidable pese a
sus pocas apariciones en la trama, una
mujer orgullosa e indoblegable que crio a una hija sola, quizás en un tiempo
que ser madre soltera no era precisamente motivo para enorgullecerse sino todo
lo contrario. Otra en esas
circunstancias no hubiera contado con sus padres para ayudarla, pero no eran
otros padres, eran los suyos y fueron excepcionales y estuvieron a la altura de
lo que se les pidió.
Pudo quedarse callada para siempre, si su hija no hubiese
aplicado para esa empresa, pero las medias verdades no pueden subsistir mucho
tiempo escondidas. Maxine, ni sabía todo lo que había detrás de ella, una
profesional con anhelos de superación y también de escalar posiciones de
responsabilidad donde demostrar su capacidad e inteligencia. Una mujer que lucho duro para estar en el
lugar que deseaba, hasta que llego el amor, y como siempre enreda todo primero,
para desenredar después.
Ethan, al principio me pareció el típico galancito creído,
que juega con todas y con ninguna se queda.
Hasta que vi que sin hacer mucho, esta chiquilla, que me tuvo al borde
de mi asiento con cada paso que daba en la historia, lo puso a caminar de
cabeza. Y a plantearse hacia donde
estaba llevando su vida.
Patrick, un hombre que conoció el verdadero amor en una
tarde veraniega hasta que el destino y un deber en base a una mentira, lo alejó
por años de lo que siempre fue su verdad.
Una novela romántica diferente, actual, donde el
espionaje empresarial, los desvíos de un hijo mal portado, un padre japonés con
exagerado sentido de honor, lealtad que toma una decisión que para mí no fue la
mejor, debió dejar que la ley lo castigara, pero que se justifica. El ver a una inocente en peligro lo hizo
actuar así, lo cual habla muy bien de él aunque hubiese dado una orden tajante en todo
sentido.
Un final feliz, una nueva vida que se asoma, un amor en animación
suspendida que revive, pese a lo que los separó. Y una pareja a todas luces desigual, pero
enternecedora aunque a veces quisiera darle de coscorrones a ambos, por lo necios y tercos que son.
Una novela que me tuvo entre risa, rabia, terror, de
principio a fin. Giros inesperados que
me sorprendieron, la autora supo tenerme pegada a la pantalla. Pese a que las lecturas mías son algo
pesadas, esta resulto un refresco para
los ojos. Si Damasco es así, no
tienen nada que pedirle a nadie.
Gracias Jull por una hermosa creación,
que no solo entretiene, sino que hace reír.
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