sábado, 26 de octubre de 2013

Cielo gris



        Todo eran carreras y gritos… la calle estaba cerrada por cintas que decía Policía… no pase… era evidente que en ese lugar había ocurrido algo sumamente importante…. Para que ese lugar estuviese tan cercado.
        -¿Está segura de que están bien?
        -Completamente, antes de que entraran las alarmas sonaron y las que estaban adentro, salieron.
        El corredor del edificio que estaba cercado por los cintillos amarillos de la fiscalía auxiliar, tenían huellas de balas y metralla… la situación fue muy seria.
        -Ahora con esto, todo lo que huela a extranjero será perseguido y eliminado.
        -¿Quién será la encargada de este asunto ahora?
        -Yanela Martínez, acuérdense de que ella fue Casco Alado… tiene fama de justiciera… y de implacable… y es de las que tira con los ojos vendados y en medio de oscuridad… por algo le dicen… La Diana Cazadora.
        -Ahora esta en Asuntos Internacionales… tiene un equipo de incondicionales que son tan guerrilleras como ella… Ella no tiene ascos para matar al que sea si es un asesino.
        Yanela llegaba en ese momento, siempre vestida de negro… nunca sonreía… siempre seria…y en el fondo de sus ojos negros una gran tristeza… como si llevara en su espalda todas las penas del mundo… desde que le mataran a su madre, abuelos y la dejaran sola en el mundo…con solo dieciocho años…
        En la actualidad, tenia veintisiete, vivía sola, no se le conocía novio ni pareja seria… siempre sola…habían rumores de lesbianismo, pero nunca fue cierto, porque una vez siendo adolescente también se enamoró… aunque nunca fue correspondida…y la verdad para ella le daba igual que existieran o no los hombres…eran un mueble mas en el mundo.
        Ese sería su primer trabajo importante, era escoltar a un importante agregado militar de la embajada…
        -¿Cómo es él?
        -Alto, rubio, ojos azules… anglosajón hasta los pies… Con esa pinta, está invitando a que lo maten y descuarticen…. Eso si ella deja que lo hagan, a más de cuatro comunistas los ha hecho ver su suerte… con una bala en la cabeza o la garganta sajada.
        -Ni ella ni su equipo le tienen miedo a nada… parece que no tuvieran corazón o si alguna vez lo tuvieron, lo que sea que les pasó, se los sacó del todo.
        Daniel Hayward  llegó esa noche al aeropuerto.
        -Las cosas no andan bien en Panamá… hay atentados a cada rato… y te pusieron una escolta, y de las buenas… ¿Te dice algo el nombre de Yanela Martínez?
        -Ya el nombrecito me da miedo… me han dicho que es una de las míticas hijas de Maryland Ainsworth… y una francotiradora temible, les ha dado dolores de cabeza a muchos de esos que andan matando gente últimamente… dos o tres aparecen con garganta sajada, y en un charco de sangre… hubo uno que se atrevió a querer violarla y le volaron el orgullo masculino de un cuchillazo. El tipo murió desangrado… y sin su orgullo…
        -Se lo merecía… no cualquiera se acerca a una mujer así, aunque dicen que tiene corazón de hielo y piedra.
        -Yo creo que se lo extrajeron de tanto sufrir… Ella perdió a su madre, a sus abuelos y a sus hermanos durante lo del veinte… por eso siempre la vas a ver vestida de negro o gris muy oscuro…me imagino que así estará la pobre chica por dentro…
        -¿Es casada?
        - No, y creo que ama demasiado su libertad… o le tiene miedo a repetir el mismo error que llevo a la muerte a su madre.
        -No la he visto, pero debe ser bella.
        -Lo es, la verdad, hijo, me gustaría alguien asi para ti… es mesurada, correcta, tranquila, nada que ver con mujeres en tecnicolor… y es el tipo de chica que sabe como encenderle la sangre a cualquier hombre.
        -Y llena de dolor y heridas por dentro…papá.
AL DIA SIGUIENTE… YANELA ESTABA REUNIDA CON SU GRUPO…
        -¿Tienen noticias?
        -Ya estamos montando seguimiento…aunque son tan escurridizos, como si tuvieran pacto con ya sabes quién…
        -Esta ciudad no es tan grande… No pueden esconderse para siempre…
        -¿Qué haremos?
        -Estar alerta y vigilar en todo momento.  Somos policías… y fuimos parte de los Cascos Alados… a esos hay que combatirlos con sus mismas armas, y no dejar ni uno solo vivo para que se ufane de que somos cobardes…
        Así pasaron tres semanas… Daniel Hayward no a había visto aún a Yanela, pero una tarde…
        -¿Yanela?
        -¿Daniel?
        A su mente volvió todo lo vivido hacia tres años…años en que hubo lucha para no ser nunca la sumisa que pago con su vida el no saber vivir sin un hombre…
        -¡Qué sorpresa! –dijo el hombre acercándosele y abrazándola tan fuerte que casi la dejo sin aire. -¿Cómo estás… qué ha sido de tu vida?
        -Bien, sobreviviendo, dentro de lo que cabe.
        -¿Tu familia?
        -No quiero hablar de eso…-dijo, con un velo de tristeza en la mirada, que le dio a entender que sus familiares habían muerto.
        -¿Murieron?
        -Si… Los asesinaron… por eso visto de luto… fue una cosa muy violenta, y no pude hacer nada por ellos.
        -Lo imagino… tenias un entorno difícil, sobre todo con un padre así, que saltaba lleno de ira y rencor a la menor tontería… Era de suponer que de salir las cosas mal, los perjudicados serían tus familiares…
        -El me desgració la vida… y por desdicha, está vivo… y creo que está detrás de estos atentados…
        -Papá dice que me cuide, a pesar de ser un SEAL, yo sé cuidarme, pero no está de más una ayuda extra… Yanela, tú y yo tenemos pendiente una conversación importante…
        Ella, que nunca se sonrojaba, que las miradas de admiración de los hombres, se estrellaban en el muro de hielo que había erigido como defensa, se sonrojó al escucharlo recordar la conversación que nunca pudieron sostener… y un lejano recuerdo volvió a su memoria…
        El fue su asignación en aquellos tiempos torturados… y ella cumplió su tarea incluso aquel día de las elecciones en que casi le cortan el orgullo masculino… y se trabo en combate con su víctima, que no era otra que la amante de su padre, y la causante de que su madre sufriera tantas humillaciones, burlas y golpes… y también la que desencadenó la sangría de aquella noche malhadada.
        -Por tu bien, Daniel… debes olvidarlo.
        -¿Por qué?  Yanela, salvaste mi vida, ¿cómo crees que un SEAL paga eso?  He vivido esperando por ti, por volver a verte, mirar tus ojos… besar tus labios… acariciar tu piel, fundir mi cuerpo entero en tu suavidad… No, no sé olvidar… y no me puedes exigir que lo haga.
        -¿Qué tengo para ofrecerte? Soy una mujer amargada, que todo lo que tenía en la vida, lo perdió… no puedo ni siquiera ofrecerte mi corazón, porque la noche que mataron a mi familia, lo perdí…
        -Déjame curar tus heridas, enseñarte que el amor no es lo que tu padre sentía por tu madre… él nunca amó a nadie, ni siquiera a sí mismo…. Amor a palos, a golpes y patadas, nunca fue amor. Y yo de eso se bastante… y no hablo de carnalidad ni erotismo, aunque eso también entra en lo que siento… hablo de amor, ese amor de verdad que solo se siente una vez en la vida… es el que siento por ti…
        Yanela tuvo que reconocer que era cierto, el reto de esos ojos azules que la miraban tiernos, ella añoraba cuando tenía sueños, ilusiones… una dulce sensación se apoderaba de ella cuando veía una pareja, pero recordaba sus tristes comienzos, y los recuerdos de golpes, insultos, ira, puños levantados, y sobre todo aquella masacre sin sentido  que convirtió su vida en un páramo desierto.
        -Lo recuerdo… Daniel, por tu bien, debes olvidarme… tu mereces una mujer sana, no el cadáver andante que soy yo… nada puede resucitarme en la vida… ni siquiera tú.
AL DIA SIGUIENTE…
        Un anuncio llegó a la embajada, los invitaban a un concierto en el emblemático teatro Nacional. Era de Viktor Zhukov, pianista ruso de fama internacional junto a la soprano Lalla Porizkova.  Tocaria varias arias de operas selectas… entre las piezas instrumentales estaría una vigorosa mazurca, Los Cosacos del Don…  Estaba programado dicho concierto para el 8 de junio.
        -Extraña coincidencia… el mismo día que Díaz Herrera contó toda la verdad.
        -Posible atentado, entonces…
        -Por lo que pueda ser, extrememos precauciones, yo no voy a dejar pasar la oportunidad de ver cara a cara a esa banda de criminales que están haciéndonos pasar dolores de cabeza… y de paso cobrar una vieja deuda.
        -O sea que iremos al teatro.
        -Si… Recordemos cómo murió el presidente Abraham Lincoln. En medio de la risa del público frente a una humorada del actor principal, eso dio pie para que el asesino actuara matando a dos personas y consumando un magnicidio…
        -Eso ocurrió hace un siglo.  No creo que en esta época tan ilustrada pase algo así…
        -No deja de tener vigencia, estos “monos” no saben ser originales, ni para conquistar a una mujer sirven-
        -A John Wilkes Booth le salió todo bien, no había suficiente seguridad, ni gente entrenada para esto… No cometeremos los mismos errores… esta vez, lo estaremos esperando… ¿Quién de ustedes ha escuchado una mazurca?
        -Es una pieza de ritmo vivo, popular en  Rusia y en los pueblos eslavos…
        -Posiblemente aprovechen el momento más movido de la música para enmascarar los disparos… y matar al embajador y a su hijo… y no voy a dejar que suceda…
        -Imitar algo que paso hace casi doscientos años… tienen que estar muy faltos de imaginación o muy desesperados…
        -Si mi intuición no falla, salvaremos muchas vidas… a trabajar. Esta noche saldremos de caza, chicas.
        ESA NOCHE… EL TEATRO NACIONAL, TESTIGO DE TANTAS OBRAS DE TEATRO Y MUSICALES, ASI COMO CONCIERTOS DE MUSICA CLASICA, DE LA TEMPORADA DE CONCIERTOS DE LA ASOCIACION NACIONAL… SE VISTIO DE GALA PARA LA PRESENTACION FINAL QUE CERRABA LA TEMPORADA…
        -¿Todos en sus posiciones?
        -Todos en su puesto, sin novedad 10-4.
        -No hay novedad acá tampoco… esto está demasiado tranquilo para mi gusto.
        Unos minutos después… el radio Motorola que llevaba Yanela en la cintura, empezó a pitar.
        -Aquí Águila líder.
        -Movimiento en la puerta trasera, que da a la calle de la Catedral Metropolitana… llegó un nuevo músico que no pertenece a la orquesta que vino con el pianista… creo que es el que estábamos esperando.
        -Alerta al resto de las unidades…
        La tercera pieza era la Mazurca esperada por las chicas… todos estaban en sus puestos, preparados… y Yanela apareció en el palco donde estaba el embajador y su hijo.
        -Problemas… el tipo está aquí… No te apures, actúa natural… de llevármelo en los cachos, me encargo yo.
        -Yanela…
        -He madurado esto día tras día… desde que mis seres queridos murieron bajo los machetazos de ese desalmado… me debe la vida de mi mamá, de mis abuelos y la de mis hermanos… y la voy a cobrar con cada gota de sangre que le saque a ese desgraciado…
        En ese momento, se escucharon disparos y gritos… eran los secuaces del tipo… la gente empezó a salir despavorida del teatro… y afuera la gente de Yanela estaba batiéndose a tiros con los terroristas.
        -Daniel, quédate aquí conmigo… igual usted, Su Excelencia… -Yanela sacó su revólver nueve milímetros… preparada para usarla en el momento que lo requiriera. Un hombre apareció detrás de una cortina, y apuntó hacia ellos, pero Yanela fue más rápida…
        -¡Bang! ¡Bang!
        Un cuerpo se descolgó en el palco frente a donde estaban ellos y cayo al vacío… Otro hombre disparó, dándole en un hombro a Daniel.
        -¡Ah!- exclamó al sentirse herido.
        -Daniel…
        -No te preocupes por mí. –dijo el muchacho, intensamente pálido y sangrando profusamente por el hombro… Ve por él… creo que se trata de quien buscas. No lo dejes escapar…
        -Está bien…
        Lo dejó en manos de una de sus chicas, y se fue tras el terrorista, hasta alcanzarlo justo frente al antiguo Club de Clases y tropas.  Este le disparó a la chica…
        -Huir no resuelve nada, papá… entrégate a la justicia… No quiero matarte, pero lo haré si me obligas… Me odias porque te recuerdo tus fracasos, tu incapacidad para querer a nadie… asesinaste a una mujer buena que siempre se tragó tu falso amor y tus mentiras… y a dos inocentes niños cuya única falta fue que los trajeras a este mundo a pasar trabajo y fueron tus chivos expiatorios… y a dos ancianos indefensos, convirtiéndome en un robot sin alma… No hagas esto más difícil para los dos… entrégate…
        La respuesta fue una andanada de disparos… pero cuando el arma de Yanela se descargó, este se arrojo contra ella con un filoso cuchillo dispuesto a encajárselo a la chica en el cuerpo… esta sabia luchar, cuando sintió una detonación que lo hizo soltar el cuchillo y caer sobre ella…
        -¡Por todos los santos qué…! –fue cuando vio a Daniel, que con su hombro herido y sangrante, habia tomado un revolver y disparado al terrorista en la nuca…
        -¿Te encuentras bien? –Le preguntó el muchacho, y detrás, apareció su padre, con una Luger de los tiempos de la Marina… el tambien le habia disparado al hombre…
        -Estoy bien, gracias, Su Excelencia. Dan, necesitas que te vea un médico.
        -No iba a permitir que le arrebatara la vida a la única mujer por la cual daría hasta lo que no tengo, por verla sonreír, una sola vez en la vida.
        Llegaron las ambulancias… Daniel en una camilla tuvo fuerzas para sonreir coquetamente a Yanela, que  lo miraba.
        -No tenias que hacer eso… estabas herido… ¿Qué pretendías, buscarte la muerte?
        -No podía dejar que acabara con la vida de la mujer que amo… sin hacer algo al respecto.
        -Daniel… yo…
        -Ya hablaremos, Yanela… he de convencerte de que te cases conmigo, aunque me tome la vida entera hacerlo…
        Al ver partir la ambulancia, una de las chicas se acercó.
        -Me temo que tendrán mucho de qué hablar…
        -Es terco, necio, pero… tiene razón.
        -Este es el principio de una mejor vida para ti… creo que en tu cielo gris, acaba de salir el sol.

        Yanela se dirigió al interior del teatro… y miró nuevamente hacia el malecón… Una luna llena, luna llena de  Noviembre… una luna llena de promesas…

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